lunes, 23 de abril de 2012

Cosechas de plástico


Que el plástico forma parte de nuestra vida cotidiana, no cabe la menor duda. Tan amplia utilización no está tampoco exenta de problemas, fundamentalmente el de sus residuos. Por este motivo los científicos llevan tiempo buscando nuevos y mejores plásticos que, a la hora de su desecho, no originen problemas. La solución ha venido a través de los denominados “plásticos biodegradables” y a partir de aquí la imaginación de los científicos parece no encontrar límite.

Si contemplásemos un enorme y bien cuidado campo de colza o de patatas, por ejemplo, y nos dijeran que se trata de una fábrica de plásticos ¿no creeríamos acaso que nos estaban tomando el pelo? Sin embargo este sueño ecológico empieza a ser ya una realidad.

El Dr. Bernard Witholt, del Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zurich, ha concebido un proceso mediante el cual las patatas, en virtud de la ingeniería genética, en vez de transformar en almidón los compuestos ricos en carbono, los transforman en un plástico de utilidad comercial y que –además- es biodegradable.

Los científicos de la compañía de biociencia Zéneca, transfirieron a plantas de colza genes de bacterias similares, produciendo un plástico biodegradable que ya está siendo utilizado de forma industrial. El plástico así obtenido, denominado polihidroxibutirato (PHB), mantiene todas las propiedades del material plástico tradicional, entre ellas, por supuesto, la flexibilidad.

Actualmente diversas compañías de biociencia están trabajando en esta línea. Algunos estudios recientes apuntan incluso a la posibilidad de transferir los genes a árboles, lo que permitiría cultivar plástico en plantaciones forestales, al igual que se hace con el caucho.

Muchos envases no retornables de bebidas, champús, etc. que se están vendiendo hoy en día en Europa, Estados Unidos y Japón, están hechos con “Biopol”.  Este plástico biodegradable desarrollado por Zéneca es elaborado por las bacterias cuando se alimentan con azúcar. Se trata, pues, de un producto biológico, como es el resultado de un proceso de fermentación en el que se suministra una gran cantidad de azúcar a las bacterias, las cuales depositan el plástico de la misma forma en que los seres humanos depositan grasa. Después, el plástico es extraído, refinado y utilizado en la fabricación de películas, recipientes y fibras.

Los microbiólogos ya se han acostumbrado a la idea de que si uno busca con suficiente entusiasmo, se pueden encontrar microorganismos que se alimenten con cualquier sustancia imaginable. Incluso se han llegado a encontrar bacterias que ingerían uranio, el principal ingrediente del combustible de los reactores nucleares.

Aunque mucho más familiares resultan ya las bacterias Pseudomonas olevorans, cuyo voraz apetito por el petróleo hace que se cultiven para su utilización en la eliminación de los vertidos de petróleo.

También para la industria farmacéutica tienen un gran interés estos nuevos plásticos. Gracias a su biodegradabilidad se pueden emplear en forma de microcápsulas para la administración de fármacos. La lenta y homogénea degradación de las cápsulas en el interior del cuerpo humano permitirán la liberación del fármaco de una manera estable durante el período de tiempo para el que se hubiesen programado.

La biotecnología está aportando soluciones específicas a muchos de los grandes problemas de la humanidad y, afortunadamente, cada día son mayores los recursos que las compañías de biociencia dedican a la investigación en este terreno.

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