jueves, 31 de mayo de 2012

¿Quién dirige la comunicación?


¿Se imaginan este anuncio? : “Multinacional líder busca Director Financiero. No se necesita titulación ni experiencia”. Suena a chiste ¿verdad? Pues es una triste realidad presente aún en muchas compañías cuando de “Director de Comunicación” se trata.

En primer lugar, son muy pocas las compañías que cuentan con un Director de Comunicación, menos aún las que cuentan con un Departamento de Comunicación, y menos aún las que tienen integrada toda esta estructura en dependencia directa del Presidente o Director General.

Sin embargo –algo es algo- cada vez son más las empresas que cuentan con alguna persona que se dedica (total o parcialmente) a “eso de la comunicación”.

¿Cuál es su perfil? Pues es de lo más variopinto. En realidad, todos/as ellos suelen coincidir en dos puntos:

Primero, suelen ser personas que llevan trabajando muchos años en la compañía.
Segundo, casi ninguno de ellos es especialista en comunicación (léase: titulado en Ciencias de la Información).

Lo primero está bien. El tener mucha antigüedad en la compañía permite a estas personas conocer perfectamente los entresijos de la misma. Si son hábiles, sabrán en cada momento qué hacer, a quién dirigirse, cómo plantear una situación determinada, etc. Pero la pregunta es: ¿Les capacita esto para ser responsables de la comunicación? Y la respuesta es: NO. Es, desde luego, un valor añadido, pero no es esencial.

Para dirigir la comunicación de una compañía se precisa un amplio conocimiento de lo que es la comunicación, de cómo funciona y de cuál es su entorno. Hay que conocer el vehículo (la comunicación) y también hay que conocer la carretera y el estado del tráfico por donde circulemos (las características de los medios, sus necesidades, su situación actual y las personas que trabajan en los mismos).

Y aún hay más. Para un buen director de Comunicación, la información debe ser su prioridad nº 1 y todo su trabajo ha de estar supeditado a permitir que esta fluya libre, ágil y transparente.

Una “información” supeditada a los intereses de la compañía se volverá contra ella y le hará ganar el descrédito. Una información que sepa armonizar los intereses legítimos de la compañía con el derecho a conocer que tienen los medios y el público, será el mejor aliado que cualquier compañía pudiera desear como acompañante en un viaje de éxito.

Por todo ello, los máximos responsables de cualquier gran compañía, deberían integrar esta área en el nivel de dirección, dotándola de un equipo profesional, con los apropiados conocimientos y experiencia, tal y como se hace cuando se buscan profesionales en otras áreas.

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