lunes, 8 de julio de 2013

Facilitar la respiración

El lanzamiento de una nueva molécula, la bamifilina, supuso un paso adelante que logró mejorar a un clásico como la teofilina, al carecer de efecto excitante central y sumar a ello una excelente tolerancia digestiva, manteniendo –eso sí- las propiedades broncodilatadora, analéptica respiratoria y espasmolítica propias de la teofilina.

A diferencia de la propia teofilina y de otros de sus derivados, la bamifilina, comercializada como Trentadil, proporcionaba:
Absorción digestiva rápida y completa.
Niveles sanguíneos eficaces a los 45 minutos de su administración.
Una mayor difusión hística con un volumen de distribución de 10 a 20 veces mayor y sin riesgo de acumulación.
Un tiempo medio de vida constante

Pero quizás lo que más le diferenciaba de la teofilina era que no estimulaba el Sistema Nervioso Central, por lo que no excitaba ni producía insomnio, por lo que podía administrarse por la noche, un hecho de singular importancia sobre todo en el tratamiento de niños y ancianos.

De igual forma se destacaba que este medicamento, asociado a tratamiento cardiotónico, aportaba sus ventajas frente a la repercusión pulmonar de la cardiopatía sin aumentar la frecuencia cardiaca al no aumentar el consumo de O2 por el miocardio.

El lanzamiento de Trentadil supuso una buena noticia para los enfermos disneicos, asmáticos y bronquíticos, que vieron cómo gracias a este medicamento les volvía el aire y desaparecía esa sensación tan angustiosa que reflejaba fielmente la portada del folleto de presentación.

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