domingo, 1 de septiembre de 2013

Gabinete de Prensa unipersonal

Al frente de ese Gabinete de Prensa “unipersonal” que había montado, comencé a buscar informaciones en la empresa, tanto a nivel nacional como internacional, descubriendo para sorpresa mía que cuanto más buscaba más encontraba: Zéneca era un laboratorio investigador con una sede central que no paraba de generar asuntos noticiables. Elaboré un listado de periodistas, establecí los contactos personales necesarios con todos ellos y comencé a enviar regularmente notas de prensa.

Esos primeros contactos personales se encontraron de todo. En un extremo, medios de comunicación generales como Expansión, Cinco Días, La Gaceta, Diario Médico... que se alegraron de tener al otro lado un especialista en comunicación que hablaba su mismo lenguaje y constituía un enlace siempre disponible para cuantas consultas quisiesen ellos realizar. Periodistas como Lucía Cecilia, Toni Garganté, Francisco J. Fernández, etc., se convirtieron en mis primeros y habituales interlocutores. En el otro extremo, había medios como la editorial médica Edimsa, a cuyo dueño conocía de mis tiempos en los anteriores laboratorios. Para él, la publicación de noticias de laboratorios en sus revistas era la forma que tenía de “agradecer” el pago de páginas de publicidad o del encargo de la edición de libros, y por lo tanto no veía muy clara cuál era mi posición porque sólo entendía de contrapartidas a cambio de dinero. Pero yo no estaba por esa labor. La publicidad era cosa de marketing que debía regirse por principios de impacto y rentabilidad, y lo mío era el “periodismo” que debía regirse exclusivamente por criterios de “interés informativo para los lectores”.

Como ejemplo de ambos extremos, sólo había que echar un vistazo a las noticias que publicaban unos y otros tras la recepción de una nota de prensa. Los primeros cambiaban tanto el titular como el texto de la información para dar la noticia cada uno a su manera. Los segundos, publicaban la nota de prensa tal cual, sin cambiar ni una sola nota e incluso manteniendo los símbolos de copyright que acompañaba a la marca del producto, la cual iba en mayúsculas y se repetía muchas veces. Era evidente que cualquier lector que leyese las noticias de empresa de Cinco Días, Diario Médico, etc, creería lo que allí se decía, mientras que aquél que “viese” las noticias publicadas en revistas como “Noticias Médicas” ni siquiera las leería porque a simple vista se apreciaba que eran “anuncios” con forma de noticia.

1 comentario:

Maria Poveda dijo...

Querido Vicente: curiosa foto! :) Un placer leerte
Un abrazo