sábado, 12 de abril de 2014

Asma: una enfermedad con siglos de historia

(AZprensa) Dificultad para respirar o respiración sibilante, tos, flemas, opresión torácica, son algunos de los síntomas provocados por el asma, patología milenaria que ya la civilización griega relacionaba con todas las enfermedades referidas al aparato respiratorio. Una enfermedad que afecta en especial a los niños y a los jóvenes, y en la que inciden factores extrínsecos (socioeconómicos, ambientales, zona geográfica, clima, alergenos de aire libre y de interior) e intrínsecos (edad, sexo, antecedentes familiares, raza, genéticos, etc.).

De difícil diagnóstico, el asma afecta entre un 5 y 15 por ciento de la población española, estimándose que su incidencia y prevalencia van en aumento y que puede llegar a poner en peligro la vida del enfermo.

Los síntomas del asma son muy variables, tanto en el tipo como en la intensidad; son poco específicos y comunes a los que presentan otras enfermedades del aparato respiratorio como la rinitis o el catarro. Este es el motivo por el que el asma puede estar falsamente etiquetada como rinitis o catarro. Sin embargo, cuando el paciente acude al especialista con síntomas, el diagnóstico se puede establecer con mayor facilidad. El médico puede objetivar los datos mediante una exploración física que determine si se encuentra ante un paciente asmático: pruebas de función pulmonar, inmunológicas, de hiperactividad bronquial...

El asma extrínseco, provocado por factores externos presenta su máxima incidencia en el intervalo comprendido entre los 15 y 24 años, decreciendo el número de diagnósticos según aumenta la edad. Por el contrario, el asma intrínseco tiene su máxima incidencia entre los 35 y 64 años. El tabaquismo o el no haber recibido lactancia materna inciden en la aparición del asma.

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