martes, 1 de julio de 2014

Inhaladores ¿quién sabe usarlos?

(AZprensa) La terapéutica inhalada puede considerarse algo reciente, toda vez que el primer producto que se preparó para esta vía de administración se remonta a poco más de 100 años. En el caso de los tratamientos para las enfermedades respiratorias, se pensó que sería mucho más útil emplear un sistema que permitiera la actuación del medicamento directamente en el lugar afectado.

Un experto en el área de la comercialización de este tipo de dispositivos es Andrés Lafuente, quien explica cómo, a pesar de ser muy fácil su utilización es muy difícil llevarla a la práctica correctamente. “Teóricamente solo se tiene que agitar para mezclar la suspensión y después apretar. Pero hay toda una serie de problemas añadidos. En primer lugar la homogeneidad de la dosis es muy relativa, es decir, si no agitamos, no tenemos la seguridad de que haya partículas del fármaco que estén entrando a nivel del paciente; por eso cuanto más tiempo pasa sin utilizarse el cartucho, se va depositando arriba la parte del fármaco y abajo la parte de gas. Si no lo agitamos, incluso se puede administrar una dosis mayor de la correspondiente”.

“Hay, por así decirlo –continúa- tres pasos básicos a la hora de utilizar cualquier cartucho presurizado: primero, que haya un flujo adecuado; en segundo lugar, que haya una sincronización entre la pulsación del cartucho y el aspirado del fármaco; y en tercer lugar, hay que mantener apnea, es decir, aguantar la respiración por lo menos 15 ó 20 segundos para que el fármaco pueda llegar a las zonas más bajas de las vías respiratorias”.

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