viernes, 8 de agosto de 2014

Verano y piscinas

Las piscinas y el mar son lugares muy comunes que eligen las familias para pasar el verano y refrescarse ante las altas temperaturas. Sin embargo, hay que tener muy en cuenta los riesgos que se corren cuando hay niños, sobre todo en las zonas de baño. Cada año mueren en España entre 70 y 150 niños por ahogamiento en playas, piscinas, ríos y embalses y el 86 por ciento de éstos se produce en instalaciones privadas. Además, un 60 por ciento de los niños que sobreviven a un accidente acuático tendrán secuelas permanentes. El mayor riesgo lo corren los niños entre 1 y 4 años.
Por otro lado, los accidentes por inmersión en agua constituyen una de las principales causas de mortalidad infantil y de secuelas permanentes.
Las piscinas privadas de hoteles, urbanizaciones o chalets son algunos de los lugares donde se originan más acontecimientos de estas características, es por ello que el tener una en casa (cualquiera que sea su tamaño) implica la inexcusable necesidad de medidas preventivas.
El aumento del número de piscinas privadas, el consumo excesivo de alcohol y el incremento de prácticas acuáticas han contribuido al aumento notable del índice de accidentes que se registran cada año.

Aunque los accidentes no se pueden predecir, existen unas medidas preventivas que pueden ayudar a evitar accidentes:
· Vigilar siempre a los niños cuando se bañan: una piscina, un lago, una bañera, un balde son lugares potencialmente peligrosos para un niño. En unos minutos, el menor puede morir ahogado o padecer secuelas definitivas. Se ha demostrado, que este tipo de accidentes suelen ocurrir mientras los niños juegan en las cercanías o dentro de las piscinas sin tener una vigilancia atenta por parte de sus cuidadores. Hay que procurar que nunca queden fuera del campo visual de los adultos mientras estén en el agua.
·   La piscina debe estar vallada: es la forma más segura de evitar accidentes cuando los padres o personas a su cargo no están. La recomendación es que ésta sea alta, sin huecos y con un cierre de seguridad.
·   Impedir juegos peligrosos: ahogamientos por pérdidas de conocimiento, lesiones cervicales y fracturas son los accidentes más frecuentes. Un golpe en la cabeza puede causar daños cerebrales o una lesión medular irreversible. Las consecuencias son graves: hasta un 6 por ciento (unos 50 casos) de las lesiones medulares que se producen todos los años en nuestro país se debe a zambullidas en piscinas, ríos o lagos.
· La mitad de los menores víctimas de ahogamiento fue visto dentro de la casa la última vez antes de producirse el incidente: un 23 por ciento estaba previamente en el porche, en el patio o en el césped antes de ahogarse; un 77 por ciento de los fallecidos fueron perdidos de vista tan sólo cinco minutos, o menos, antes de encontrarlos flotando o sumergidos en el agua.
·  Los hoteles y zonas de descanso son propicios para estos accidentes por la relajación de los cuidadores.
· No se debe quitar importancia al peligro de bañeras, cubetas, etc... Si el niño es muy pequeño cualquiera de estos elementos puede ser causa de ahogamiento sin la debida vigilancia.
·  Enseñar a nadar a los niños cuanto antes: si el pequeño nada estará a salvo de muchos riesgos.
· Evitar cortes de digestión: entre los factores que favorecen un corte de digestión se encuentran la exposición prolongada al sol antes del baño; la inmersión brusca sin adaptación previa a la temperatura del agua; el esfuerzo físico intenso; y no respetar los periodos de digestión. Hay que salir del agua si se siente escalofríos intensos, náuseas, alteraciones en la visión o zumbidos de oídos, así como enrojecimiento intenso de la piel, y abríguese bien.
·  Respetar las banderas y consejos de los socorristas: conviene recordar que la roja prohíbe entrar en el agua.
·  Adoptar precauciones en el uso de flotadores y colchonetas: hay que utilizar los adecuados y no confiarse, además las corrientes pueden arrastrarlos mar adentro.
· No zambullirse en lugares de los que se desconoce su profundidad: se podría chocar contra el fondo o con rocas. En las piscinas es necesaria la precaución al lanzarse de cabeza o hacia atrás desde un trampolín o desde el bordillo para evitar lesiones en la espalda y cervicales.
·  La forma de prevenir accidentes en los que alguna parte del cuerpo pueda quedar atrapada en la piscina es inspeccionando por un profesional especializado en la materia, que examine el sistema de válvula de succión y las tapas de la piscina para asegurarse de que sean adecuadas y estén bien instaladas. En caso de que ésta tenga un drenaje único, es importante considerar la instalación de sistemas de seguridad que bloquee la succión para evitar potencialmente que alguien pueda quedar atrapado en el fondo sin poder salir.

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