martes, 24 de febrero de 2015

Yo invito: tú pagas

(AZprensa) Esta fórmula está muy en boga en muchos ámbitos, incluidas las compañías internacionales. Un caso llamativo como fue la creación del European Institute of Healthcare (Instituto Europeo de Salud, EiH), una iniciativa puesta en marcha por la central europea de un laboratorio farmacéutico y que consistía en organizar siete simposios anuales (cada uno sobre un área terapéutica diferente que era, claro está, aquellas siete áreas en donde operaba dicho laboratorio) a los que se invitaría a un determinado número de médicos de cada país. Toda la organización corría a cargo del responsable de Relaciones Públicas de la central europea el cual subcontrataba a las mejores agencias de publicidad, de organización y gestión, de viajes, de traducción, etc., sin reparar en gastos porque... efectivamente esos gastos se cargaban proporcionalmente a las organizaciones de aquél laboratorio en cada uno de los países.

¿Y si los responsables nacionales de ese laboratorio no querían participar porque la idea no les resultaba apetecible o porque la consideraban muy cara? La respuesta venía en inglés con una sola palabra: “mandatory”. Esto es: obligatorio.

Durante cinco años se vinieron celebrando esos simposios y durante cinco años cada organización nacional del laboratorio tuvo que ir pagando a regañadientes aquellos desorbitados emolumentos a su sede central. ¿Cuál fue el resultado? Es fácil adivinar, pasaron sin pena ni gloria por la sencilla razón que todas las organizaciones nacionales que participaban de forma obligatoria lo hacían por pura obligación, sin el más mínimo interés ni entusiasmo.

Los testigos presenciales de dichos congresos reconocen que fueron realmente buenos desde el punto de vista científico y de organización, pero carecieron de trascendencia mediática y científica porque ninguna organización local comulgó con la idea y simplemente se limitaron a pagar lo que les exigían desde central sin hacer nada más.

Lamentablemente se perdió una excelente oportunidad de crear imagen de empresa al no dedicar presupuesto y esfuerzo local en la divulgación posterior del contenido de aquellos simposios. Y es que cuando algo se hace única y exclusivamente por obligación no puede dar buenos resultados.

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