miércoles, 27 de mayo de 2015

Penalización a la industria por hacer bien las cosas

(AZprensa) Si hay alguna medida que sea injusta en el mundo del mercado farmacéutico es esa que obliga a dispensar siempre el medicamento genérico en vez del de marca, aunque ambos tengan el mismo precio. Una discriminación que penaliza a los laboratorios que han invertido (y arriesgado) años y millones en la investigación, y favorece, por el contrario, a los laboratorios que se han limitado a copiar aquellos fármacos que consiguieron triunfar. No olvidemos que la investigación es una apuesta de alto riesgo, que la mayor parte de los fármacos que se lanzan al mercado no consiguen siquiera amortizar la inversión que supuso descubrirlos y comercializarlos. Los laboratorios investigadores tienen que apechugar con todo esto, mientras que los de genéricos, evidentemente, sólo copian los medicamentos de éxito no aquellos otros que fracasaron o simplemente pasaron sin pena ni gloria.

Pues bien, ahora el Ministerio de Sanidad está manteniendo reuniones con la patronal de los laboratorios farmacéuticos (Farmaindustria) para revertir esta anómala situación que se remonta al año 2012. Y es que está suficientemente claro que si lo que quiere el Gobierno es ahorrar en medicamentos, el dar prioridad al genérico sobre el de marca cuando ambos cuestan lo mismo no tiene ningún sentido, es decir, no supone ningún ahorro para las arcas públicas.

Sin embargo, aun cuando Farmaindustria vea esperanzada este cambio de actitud de nuestras Autoridades sanitarias, no es oro todo lo que reluce. El quitar esta discriminación que penalizaba a los medicamentos originales no les va a salir gratis a los laboratorios investigadores, los cuales deberán aceptar –como pago por dicha medida- toda una serie de condiciones que, en definitiva, les van a quitar por un lado lo que ganarían por otro. Así, por ejemplo, se habla de que los laboratorios investigadores no podrán crecer más de lo que crezca el producto interior bruto nacional (PIB). Como se sabe los crecimientos previstos del PIB para los próximos años son de apenas uno o dos puntos porcentuales. ¿Qué pasará si un laboratorio investigador lanza buenos productos que supongan mejoras importantes en el tratamiento de algunas enfermedades? ¿Qué pasará si un laboratorio investigador hace una buena labor de promoción? ¿Qué pasará si, simplemente, los médicos aprecian las ventajas de determinados medicamentos originales y comienzan a recetarlos? Pues que dichos laboratorios, los que han acertado, los que han arriesgado, los que han trabajado bien, crecerán más que el PIB y en consecuencia se arbitrarán una serie de medidas para que tengan que devolver a la Hacienda pública una buena parte de sus ganancias; estos es: penalización por hacer bien las cosas.

Pero, como siempre, los laboratorios farmacéuticos agacharán la cabeza, asumirán su complejo de culpabilidad, aceptarán sin montar ningún revuelo lo que dicten las Autoridades sanitarias, y ni por lo más remoto se les ocurrirá salir a los medios de comunicación para hacer pública esta injusticia.

Por otra parte, los medios de comunicación, que tienen bien concedido a los laboratorios farmacéuticos el papel de “culpables”, verán con buenos ojos que se penalice a los laboratorios e incluso pedirán más medidas en contra de estos.

En AZprensa ya lo estamos adelantando. Si no... tiempo al tiempo.

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