viernes, 24 de julio de 2015

La evolución no fue así

(El Inefable) Cuando hablamos de evolución humana y nos referimos a nuestros antepasados, solemos denominarlos “homínidos”, lo cual no es correcto según explica Antonio Rosas, autor del libro “Los primeros homininos. Paleontología humana”, del CSIC. Lo primero que deberíamos tener claro es que un “homínido” no es lo mismo que un “hominino”. Un “hominino” es un miembro del grupo zoológico que incluye a todos los organismos, vivos o extintos, que están evolutivamente más próximos al ser humano (H. sapiens) que al chimpancé común (P.troglodytes).

Y es que la idea de que venimos del mono está, por lo general, mal entendida. Así intenta explicarlo Antonio Rosas: “Por supuesto que descendemos de antepasados primates. Pero no ‘venimos’ de ninguna especie de mono actualmente viva ni de los chimpancés. Estos últimos son, en un sentido amplio, nuestros hermanos evolutivos. Ambas especies descendemos de un antepasado común que vivió en las selvas africanas del Mioceno”.

Por eso este paleantropólogo quiere desmontar la idea antigua de la gran cadena de los seres humanos, muy arraigada en el pensamiento occidental, que representa de forma lineal la evolución del mono peludo que anda a cuatro patas al humano actual, erguido y lampiño, por lo general varón y blanco.

Lo que plantea es que la evolución humana, lejos de ser un proceso lineal y simple, es un complejo entramado del que han surgido múltiples géneros, especies y formas de relacionarse con la naturaleza. El origen y la diversidad de los primeros “homininos” nos ayudan a entender cómo se han configurado las bases de nuestra anatomía.

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