lunes, 30 de noviembre de 2015

La bacteria a la que destruyó una bomba

(Diario El Inefable) ¿Una bomba para destruir una bacteria? Bueno, en este caso nos referimos a los fármacos conocidos como IBPs o inhibidores de la bomba de protones y que, hace casi tres décadas, proporcionaron al fin un tratamiento eficaz contra la úlcera duodenal, causada por la bacteria Helicobacter pylori. Esta es la historia.

El Helicobacter pylori es una bacteria presente en el 30-40 por ciento de la población española, pero sólo en el 20-25 por ciento produce síntomas clínicos. Esta bacteria fue descubierta hace más de 30 años por los científicos australianos Barry Marshall y Robin Warren, galardonados con el Premio Nobel de Medicina en 2005 por este importante hallazgo.

Transcurrió un largo periodo de tiempo, aproximadamente unos 10 años, hasta que los investigadores convencieron a las comunidades científicas y médicas del papel del H. pylori como factor desencadenante de la gastritis crónica y la úlcera péptica. Mientras tanto, en 1988 se aprobó el primer fármaco de una nueva clase terapéutica (inhibidores de la bomba de protones o IBPs) y se comercializó el primero de estos (omeprazol) con la marca Losec. Fue precisamente para este fármaco y la familia a la que dio lugar, que se acuñó el término “fármaco antiulceroso” y –a través de numerosos estudios- se demostró su eficacia en la prevención de la úlcera péptica o duodenal.

Simultáneamente, a finales de los años ochenta, el Dr. Peter Unge (Suecia), demostró por primera vez que Losec (omeprazol) y un antibiótico (amoxicilina) podían erradicar el H. pylori en los pacientes con úlcera duodenal. No obstante, sólo uno de cada dos pacientes conseguía liberarse de la infección.

El verdadero avance en el tratamiento se produjo cuando el Dr. Franco Bzzoli (Italia) demostró que un tratamiento de una semana, basado en una terapia triple con IBP erradicaba el H. pylori en nueve de cada diez pacientes con úlcera péptica sin que se registraran prácticamente recaídas. La úlcera péptica producida por el H. Pylori podía curarse así, por primera vez y de manera sencilla, en la mayoría de los pacientes.

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