martes, 5 de enero de 2016

Comunicación: disponibilidad

El mundo de la comunicación, ya lo hemos dicho, requiere de múltiples fuentes de información. Nosotros (nuestra empresa, nuestra organización) también somos una de esas fuentes. Por consiguiente no es de extrañar que el público o que los periodistas quieran contactar con nosotros para pedirnos cualquier información o simplemente para conocer nuestra opinión, bien sea sobre algo relacionado con nuestros productos y actividades o incluso sobre cualquier acontecimiento de actualidad que no tenga nada que ver con nosotros pero, que considerándonos a nosotros como líderes, nos dan el privilegio de ser preguntados al respecto. Y esa es una magnífica oportunidad, un auténtico tesoro que hay que saber aprovechar. Si nuestro público y/o nuestros periodistas quieren hablar con nosotros... hay que facilitarles ese contacto.

Sin embargo, y con demasiada frecuencia, los directivos no son proclives a atender estas peticiones e incluso se muestran contrariados cuando les llegan requerimientos en este sentido. “Es que no tengo tiempo, no puedo atenderlos a todos”, dirán muchos de esos directivos. Y tienen razón; su cargo, sus ocupaciones, no les dejan el tiempo necesario para dedicarlo a estos menesteres. Pero lo que sí les debe ir inherente en el cargo es la capacidad de decisión para derivar hacia otros portavoces cualificados de su organización o empresa la atención de esas demandas. Aquí puede jugar un papel muy importante el responsable de comunicación –verdadero nexo de unión entre una organización y su público- para hacerle ver las características e importancia de cada requerimiento y que así, en base a ese conocimiento, el directivo pueda decidir si finalmente es él quien atiende la petición o si bien se le pasa a otros portavoz de la compañía. Lo que sí será igualmente importante para el éxito es que cada organización tenga varios portavoces cualificados para atender esas peticiones, pero no sólo cualificados desde el punto de vista técnico, sino cualificados desde el punto de vista de la capacidad para comunicar, y para ello existen cursos de portavoces e incluso responsables de comunicación en su propia empresa: para formarlos en el difícil arte de “dar la cara” ante la opinión pública.

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