domingo, 28 de agosto de 2016

Hospitalizados y encima sin poder dormir

(AZprensa) La constatación de que el sueño es un elemento básico para la recuperación y mejora de la calidad de vida de los pacientes ha propiciado un proyecto de investigación y una campaña de sensibilización entre profesionales sanitarios y pacientes.

Y es que según se ha destacado, los pacientes hospitalizados que duermen por la noche menos de 300 minutos (5 horas) tienen asociado un incremento de mortalidad cuatro veces mayor en comparación con los que duermen más de estas 5h.

Las causas más habituales de interrupción nocturna manifestadas por los pacientes son la luz excesiva, curas, rutinas y cuidados de enfermería (al propio paciente o al compañero de habitación), ruido en la unidad de hospitalización, problemas orgánicos del paciente (dolor y fatiga), miedo y preocupación, cama incómoda, temperatura de la habitación, etc. Entre las consecuencias más inmediatas de la falta de descanso están: la somnolencia diurna excesiva, el rendimiento cognitivo reducido, disminución de la función inmune, la cicatrización de heridas alterada y el delirio, entre otras.

Y en el caso de las Unidades de Cuidados Intensivos la situación es peor. En un estudio donde se evaluaba la calidad del sueño en UCI, ésta fue calificada como mala / muy mala en un 59% de los pacientes ingresados en comparación con el 24% que calificaba su sueño  como malo / muy malo cuando estaba en casa; las 5 razones más frecuentemente citadas fueron el ruido, el dolor, la luz, hablar en voz alta, y los catéteres intravenosos.

Por todo ello la Unidad de Investigación en Cuidados de Salud del Instituto de Salud Carlos III promueve estrategias para promover el sueño de los pacientes, destacando la importancia de planificar las interrupciones nocturnas por parte de los profesionales de la salud, disminuir los factores y las causas más habituales de interrupción del sueño. Sin olvidar la necesidad de incorporar evaluaciones de la calidad del sueño de los pacientes de forma habitual, así como, formar a los profesionales en la importancia de respetar el sueño y la repercusión que esta falta de descanso provoca en la salud de los pacientes.

De igual forma, aportaciones recientes ahondan en las medidas para incluir sistemáticamente en los protocolos de cuidados de enfermería el control de los ciclos luz/oscuridad, ruido, temperatura ambiental, horario de medicación e higiene del sueño. Por otra parte, si se tienen en cuenta las sugerencias de los pacientes en algunos estudios y las realizados a los profesionales que les cuidan, estos destacan la necesidad de: puertas y persianas cerradas, sin interrupciones innecesarias, la disminución del ruido y el uso de una luz tenue.

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