sábado, 20 de agosto de 2016

Yellowstone no es un parque sino un supervolcán

(AZprensa) Todos hemos oído hablar del Parque Nacional de Yellowstone, situado entre los Estados de Idaho, Montana y Wyoming, sin embargo esta amplia extensión de bellos bosques y lagos, géiseres y fumarolas, no es ningún “parque” sino la caldera de un volcán que está muy vivo.

Cuando uno lo visita cuesta mucho trabajo hacerse a la idea porque todo lo que se divisa es un paisaje idílico con montañas muy a lo lejos, no se ven los bordes de cráter a que estamos acostumbrados cuando vemos un volcán. Esto es debido a que su extensión es tal que llega hasta los 72 kilómetros, por lo que se pierde esta perspectiva.

Pero en realidad no se trata de un “volcán” sino de otra categoría más preocupante aún: la de los llamados “supervolcanes”. Para comprender las diferencias entre ambos, diremos que los volcanes forman montañas, mientras que los supervolcanes... las aniquilan. Además, cuando un volcán entra en erupción, arrasan la flora y fauna en varios kilómetros a la redonda, mientras que cuando un supervolcán entra en erupción... puede extinguir muchas especies y es capaz de modificar el clima de todo el planeta.

Los géiseres (de los que hay aquí más que en todo el resto del planeta juntos) son una atracción turística, pero nos están indicando que allí abajo hay fuego, ¡y qué fuego! Los expertos estiman una gran bolsa de magma (roca fundida a 1.400ºC) a unos 0cho o 10 kilómetros de profundidad, y esta bolsa no es precisamente pequeña: 50 kilómetros de ancho y una profundidad que llega hasta los 650 kilómetros.

Tan vivo está el supervolcán de Yellowstone que desde el año 2004 el suelo se está abovedando a una velocidad de ocho centímetros cada año. Pareciera que pudiera explotar en cualquier momento, con unos efectos devastadores que ni las películas de catástrofes son capaces de imaginar... aunque estamos hablando de tiempos geológicos y estos son mucho más lentos que la vida de cualquiera de nosotros. Por ejemplo, la última erupción (según los cálculos de los expertos) se produjo hace 640.000 años, y antes hubo otra hace 1,3 millones de años, y antes otra hace 2,1 millones de años. Es posible, pues, que cuando se produzca la próxima el ser humano ya no esté sobre la Tierra.

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