viernes, 3 de febrero de 2017

El bótox también es para los niños

(AZprensa) La toxina botulínica, más conocida como “botox” (que es el primer medicamento que se comercializó) y por el uso y abuso que hacen de la misma los famosos para eliminar sus arrugas, es uno de los venenos más poderosos que existen pero también un medicamento. Produce parálisis muscular por denervación química y esa cualidad se aprovecha para el tratamiento de algunas enfermedades neurológicas... incluso en niños.

En declaraciones a Acta Sanitaria, la Dra. Carolina Colomer, directora médica del Servicio de NeuroRehabilitación de Hospitales Nisa, ha declarado que el uso de bótox en niños “resulta seguro y eficaz en el tratamiento de los músculos tensos y rígidos” y explica que “lo que se pretende con su infiltración es que, mientras dura el efecto, se consiga poner las férulas o hacer ejercicios que antes de la debilitación de los músculos cuestan demasiado”.

“En la actualidad –continúa explicando- la tendencia es iniciar las infiltraciones a edades cada vez más precoces, para prevenir el inicio de contracturas fijas e iniciar el correcto aprendizaje motor cuanto antes”. De cualquier forma, su uso debe estar siempre bajo tutela médica y considerar que “cada paciente es distinto, por este motivo, en líneas generales, su efecto se empieza a notar a las 24 ó 48 horas de la infiltración, alcanzando su pico máximo a las tres o cinco semanas, y suele durar entre tres y seis meses”, e incluso “la infiltración se puede repetir a partir de los tres meses de la anterior, cuantas veces se considere necesario y se vaya viendo que resulta útil”.

De hecho el 80 por ciento de la toxina botulínica tipo A que se utiliza en España está dirigida a tratamientos de salud y, en el caso concreto de los Hospitales Nisa, “lleva más de 15 años tratando a pacientes de neurorrehabilitación pediátrica”.

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