miércoles, 8 de febrero de 2017

Urgencias saturadas, políticos a lo suyo

(AZprensa) Desde numerosas instancias profesionales se reclama periódicamente a los políticos que resuelvan las deficiencias e ineficiencias del sistema sanitario público en la actualidad. Frente a estas reclamaciones, los políticos responden con buenas palabras (sobre todo en fechas pre-electorales) para después dejar todo como estaba. Como muestra baste este extracto de las reclamaciones y propuestas que hace poco hacía público el Colegio de Médicos de Barcelona y que refleja fielmente el estado de nuestra sanidad pública, en este caso concreto, de los servicios de Urgencias:


- La saturación -y ocasionalmente colapso- que periódicamente se vive en los servicios de urgencias demuestra que, más allá del actual contexto de epidemia, el origen de esta situación se encuentra en la suma de varias causas sobre las que hay que actuar de manera decidida y que tienen que ver con la insuficiencia presupuestaria y la falta de recursos, pero también con déficits estructurales y organizativos y con la evolución sociodemográfica de la población.

- La infrafinanciación crónica de la sanidad, sumado a los recortes presupuestarios de los últimos años han supuesto una gran pérdida de recursos humanos y de inversiones.

- El esfuerzo y el compromiso de los profesionales que trabajan en los diferentes niveles asistenciales está supliendo las insuficiencias del sistema, a pesar de no recibir el reconocimiento correspondiente desde la perspectiva profesional y laboral. La mejora de la financiación debe permitir aligerar las cargas de trabajo, recuperar las contrataciones y las retribuciones y dar estabilidad a los profesionales.

- El actual modelo asistencial no se ha adaptado a los cambios sociodemográficos de los últimos años y, en especial, al incremento progresivo del número de pacientes crónicos, los cuales requieren una atención integral basada en la coordinación entre los servicios sanitarios, sociales y comunitarios. Hay que avanzar hacia un modelo de atención integral que garantice una asistencia de calidad en el domicilio y que permita reservar la opción de la hospitalización a los casos graves y complejos.

- La saturación en los servicios de urgencias refleja el impacto que la crisis económica ha tenido en las familias y la capacidad de respuesta insuficiente de los servicios sociales y comunitarios a la hora de dar apoyo a pacientes frágiles que a menudo viven solos y que, ante cualquier descompensación, terminan en el hospital. La debilidad de estas estructuras tiene un impacto directo en el incremento de la demanda asistencial. Con unos servicios sociales y comunitarios más fuertes y ágiles sería posible encontrar alternativas al ingreso hospitalario.

- Hay que reforzar de manera específica el apoderamiento de la atención primaria y dotarla de más recursos para que pueda tener más capacidad resolutiva y colaborar estrechamente con el resto de niveles asistenciales y con los servicios sociales y comunitarios.

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