domingo, 9 de abril de 2017

La industria farmacéutica se engaña a sí misma

(AZprensa, Editorial) En un reciente coloquio titulado “La transparencia como valor”, organizado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), el director general de Farmaindustria, la patronal de la industria farmacéutica, declaró que “la razón de ser de la industria farmacéutica innovadora es investigar y poner a disposición de la comunidad sanitaria y de las personas nuevos medicamentos que mejoren la calidad de vida de los pacientes o les curen”.

¿A quién pretenden engañar? ¿A sí mismos? La industria farmacéutica innovadora son empresas comerciales que cotizan en Bolsa y que están pensadas para generar beneficios y hacer llegar los mismos a los inversores que arriesgaron su dinero apostando por dichas empresas. Esa es la verdadera razón de ser de estas industrias, todo lo demás es accesorio.

Porque la razón de ser es dar beneficio a los accionistas y eso de “poner a disposición de la comunidad sanitaria y de las personas nuevos medicamentos que mejoren la calidad de vida de los pacientes o les curen” es simplemente la forma de trabajo que tienen dichas empresas para alcanzar sus beneficios.

Y eso no está mal, sino todo lo contrario. Para los ciudadanos resulta muy provechoso el que algunos inversores arriesguen su dinero para descubrir nuevos fármacos que permitan curar enfermedades o mejorar el estado de salud, y si así lo hacen, justo es que reciban sus beneficios. Nadie trabaja de forma desinteresada; sólo las ONGs y ciertas órdenes religiosas, y este no es el caso.

Por eso la vana palabrería que se gasta la industria farmacéutica hace que nadie las crea y su imagen sea completamente negativa. A la industria farmacéutica y a sus inversores, la opinión pública  les exige que arriesguen su dinero y trabajen por amor a la humanidad, sin esperar recibir a cambio nada más que el agradecimiento de los pacientes. Y entonces, la industria –como en esta reciente reunión- lejos de dejar las cosas claras, lo que hace es tratar de engañarse a sí misma y a todos los demás, diciendo que su razón de ser son los pacientes. Está claro que nadie los cree, y está claro que su imagen lejos de mejorar se sigue deteriorando cada día más.

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