martes, 4 de abril de 2017

Ocho de cada 10 usuarios de apps de salud, las abandona enseguida

(AZprensa) El boom de las apps de salud ha alcanzado la astronómica cifra de más de 200.000 que pueden descargarse a través de sistemas como iOS o el más popular, Android. La mayoría son para promover hábitos de vida saludables, pero también hay una parte que sirven para hacer seguimiento de enfermedades que sufren pacientes crónicos, como diabetes, asma u obesidad.

Sin embargo diversos estudios realizados coinciden en afirmar que entre el 70 y 80 por ciento de quienes se descargan una de estas aplicaciones, la abandona en los seis primeros meses. A esto hay que añadir que cada vez que se lanza una nueva app se hace a bombo y platillo, ofreciendo un producto sumamente atractivo; sin embargo al cabo de unos meses, ese producto se deja de actualizar y poco a poco se va degradando su atractivo y utilidad.

Tantas hay que la Comisión Europea está trabajando para determinar qué filtros hay que establecer a fin de que los usuarios sepan distinguir cuáles son aquellas más útiles y fiables. También están trabajando en este sentido la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias (AQuAS), el Mobile World Capital, la UOC y un grupo de organizaciones internacionales, entre ellas la Universidad de Tromsø (Noruega), las cuales están diseñando un marco global de evaluación que está previsto se publique en estos próximos meses.

A nivel nacional, la Consejería de Sanidad de Andalucía, fue la primera en poner en marcha su Agencia de Calidad Sanitaria, aunque para conseguir sus evaluaciones gratuitas hay que remitirles toda la información y por consiguiente sólo evalúan a aquellas que se lo piden. En algo similar también están trabajando en Cataluña

Algo similar a lo que también el primer sello español de app saludable. El distintivo evalúa criterios de calidad, diseño, seguridad de la información, prestación de servicios y confidencialidad de aplicaciones de iniciativa tanto pública como privada y de forma gratuita. En Cataluña también se está trabajando en algo similar a través de la Fundación TIC.

Así que algo tan útil como una app de salud se convierte en una pesadilla por la superabundancia de las mismas, la dificultad de identificar las que son fiables de las que no, y el rápido abandono de su actualización por parte de los promotores de las mismas, que una vez puesta en el escaparate se olvidan del trabajo duro, silencioso y diario, de actualizarla.

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