miércoles, 18 de abril de 2012

Biotecnología: abriendo nuevos caminos


Cuando se habla de biotecnología se piensa –inevitablemente- en algo más próximo al futuro de la humanidad que a su pasado. Sin embargo, si nos atenemos a su definición (“utilización de plantas, animales y microorganismos para crear nuevos productos y procesos”) nos daremos cuenta que, durante siglos, la biotecnología se ha utilizado en aplicaciones familiares tales como el empleo de levaduras para hacer subir el pan y de bacterias para convertir la leche en yogur.

Efectivamente, en su sentido más amplio, la modificación genética no es un fenómeno nuevo: el intercambio de genes se produce de forma natural, por ejemplo, en la reproducción sexual. El hombre ha intentado durante décadas influir en la manera en que plantas y animales intercambian sus genes, pero el proceso ha sido bastante menos preciso de lo que se pensaba.

Por ejemplo, la manera convencional de reproducción por polinización cruzada produce un gran número de nuevas cepas de plantas, de las cuales puede que solamente en una se logren las características deseadas. Es un proceso que requiere mucho tiempo y que, a menudo, no alcanza el éxito.

Ha sido en estos últimos años cuando la biotecnología ha adquirido una nueva dimensión en virtud del aislamiento de genes y grupos de genes que han sido capaces de realizar los científicos, así como en base al conocimiento de sus funciones específicas. Además, los científicos pueden mover los genes de un ser vivo a otro, dando lugar a un proceso denominado “modificación genética”, de gran importancia para el futuro de la humanidad en numerosas áreas.

Pese a los temores que en algunos sectores puede despertar este dominio sobre la naturaleza, la verdad es que este conjunto de técnicas ofrece enormes beneficios. Así, en la producción de alimentos, si los genes que en el trigo salvaje confieren resistencia frente a las plagas pueden ser transferidos a una variedad cultivada de mayor rendimiento pero vulnerable a dichas plagas, el resultado será una variedad de trigo mejorada.

La moderna modificación genética es una herramienta enormemente poderosa porque permite la transferencia genética y la producción de combinaciones genéticas mejoradas, con mayor precisión y velocidad.

La biotecnología en la industria farmacéutica

Dentro del sector farmacéutico, la biotecnología se utiliza en dos áreas fundamentales: para apoyar el desarrollo de fármacos basados en la química convencional, y para el descubrimiento de nuevos fármacos basados en la biotecnología, es decir, productos biofarmacéuticos que se utilizarán como nuevos medicamentos.

La biotecnología sirve a la industria farmacéutica para ayudar a identificar la causa de la enfermedad, comprender la función de los genes asociados con esa enfermedad, y proporciona sistemas alternativos para combatir dicha enfermedad. El proyecto internacional “Genoma humano”, que está elaborando el mapa de todo el conjunto de genes humanos, va a contribuir, sin duda, al avance en este terreno.

Un ejemplo de los nuevos productos que se irían desarrollando en el futuro nos lo dio hace años Zeneca Pharmaceuticals. Se trata de un producto biofarmacéutico basado en anticuerpos para el cáncer de colon. Este producto consiste en un enzima ligado a un anticuerpo específico de tumor que actúa como radioguía y transporta el enzima  a la localización tumoral. Una vez en el tumor, el enzima es liberado y convierte una molécula profármaco (que se administra aparte) en un potente compuesto destructor de células, pero sólo en la proximidad de estas células cancerosas. Este método altamente preciso de atacar las células cancerosas, reduce los efectos tóxicos secundarios asociados con muchas de las antiguas terapias.

El futuro inmediato

Al igual que ocurre con todos los nuevos descubrimientos, además de sus beneficios también existen algunos riesgos potenciales. Sin embargo, frente a la actitud negativa de Alemania (donde, por ejemplo, sólo se autorizaron el pasado año cinco parcelas experimentales de cultivos vegetales modificados genéticamente, frente a las más de 1.000 en Estados Unidos) están las actitudes coherentemente positivas de países como Estados Unidos o Gran Bretaña.

Desde luego es preciso disponer de una legislación equilibrada que reconozca la necesidad de garantías públicas, tal como sucede en estos dos países. En Estados Unidos, el Instituto Nacional de la Salud, el ministerio de Agricultura, la Agencia de Protección Ambiental y la FDA, contemplan el empleo de la biotecnología y, recientemente, anunciaron que los productos biotecnológicos deberán ser también evaluados como cualquier otro producto. Antes de llegar a esta conclusión, los representantes escucharon las opiniones tanto de los defensores como de los detractores de la biotecnología. Por su parte, Gran Bretaña, los organismos administrativos relacionados con la biotecnología e incluyen los Departamentos de Medio Ambiente, Comercio e Industria y el ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, además de la Comisión de salud y Seguridad.

Afortunadamente la moderna biotecnología ofrece un alto nivel de seguridad ya que esta requiere precisión y –evidentemente- la precisión es una parte integral de la biotecnología. La biotecnología permite, en definitiva, el control de las características de plantas y animales de una forma mucho más predecible y responsable de lo que hasta ahora era posible.

Con la legislación adecuada y el trabajo serio de las grandes compañías de biociencia, será posible encontrar nuevas y mejores soluciones a problemas básicos como son la lucha contra la enfermedad, la producción de alimentos para una población creciente y la reducción de la contaminación y daño medioambiental.

Una garantía final que no debemos olvidar es el enorme poder de las técnicas analíticas actuales. Si estas son capaces de detectar –por ejemplo- un simple grano de azúcar en una piscina de tamaño olímpico, ¿tendría sentido preguntarse si esto representaría un riesgo real –o simplemente hipotético- para un bañista diabético?

¿Por dónde va la biotecnología?

Algunos de los ejemplos que ya, hoy en día, representan las ventajas derivadas del desarrollo de la biotecnología, se podían encontrar hace ya más de una década en Zéneca, un grupo internacional de biociencia de amplia base, que abarcaba tanto productos farmacéuticos como agroquímicos, semillas y especialidades químicas.

Si en el terreno farmacéutico ya estaba desarrollando la terapia con profármacos enzimáticos dirigidos por anticuerpos, en otros sectores ya disponía de productos en el mercado desarrollados por biotecnología tales como:

Semillas de remolacha azucarera, maíz, girasol y sorgo, mejoradas genéticamente para aumentar su rendimiento, así como otras semillas resistentes a determinadas plagas y condiciones climatológicas adversas.

Tomates modificados genéticamente para que la recolección pueda esperar hasta su completa maduración, sin que por ello se vuelvan demasiado blandos para su manipulación, desarrollando así todo su sabor y color natural, el cual –hasta ahora- se conseguía mediante gas etileno.

Un plástico biodegradable (“Biopol”) elaborado por las bacterias cuando se alimentan con azúcar. Las bacterias depositan “Biopol” de la misma forma que los seres humanos depositan grasa. El plástico es extraído de las bacterias, refinado y utilizado en la fabricación de envases no retornables.

Un aditivo (“Ecosyl”) obtenido a partir de bacterias, que se utiliza para convertir la hierba en ensilaje, evitando que los agricultores tengan que utilizar productos químicos fuertes como el ácido sulfúrico.

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