sábado, 21 de abril de 2012

El camino de la investigación


A pesar de los enormes avances de la medicina en estos últimos años, son muchas también las enfermedades que todavía continúan siendo incurables. Para lograr avanzar en este camino se hace necesario el descubrimiento y desarrollo de nuevas moléculas, de las que sólo una entre 10.000 llega a comercializarse como medicamento.

Es este un largo y laborioso camino que exige un período de tiempo de 10 a 15 años hasta que, en caso de éxito, se consigue un nuevo principio activo capaz de vencer con más eficacia y seguridad cualquiera de las múltiples enfermedades que afectan al ser humano. Todo este proceso investigador ha de ser costeado con los beneficios que producen los medicamentos ya comercializados y que, a su vez, fueron el resultado final de un proceso similar. El apoyo de la clase médica y de las instituciones a las compañías que vuelcan todo su esfuerzo en investigación hacen posible este milagro y garantizan un futuro con mejor calidad de vida a las generaciones venideras.

La inversión necesaria para lanzar un nuevo producto al mercado mundial se ha disparado de forma vertiginosa en las últimas décadas. Si en 1967 eran necesarios, por término medio, 22 millones de dólares, en 1977 eran necesarios 54 y en 1987, 231 millones de dólares, considerando además ese período de tiempo (de 10 a 15 años) necesarios para el desarrollo antes de alcanzar la autorización de comercialización.

Sin embargo una visión panorámica de la salud mundial nos muestra que más de dos tercios de las enfermedades siguen siendo incurables y que, además, continúan apareciendo otras nuevas. Nunca ha existido, por tanto, una necesidad mayor de innovaciones médicas que faciliten la labor del médico y resuelvan los problemas de los pacientes. En este sentido sólo unos elevados recursos destinados a I+D serán capaces de responder a estas necesidades y garantizar, al mismo tiempo, el futuro de las compañías farmacéuticas.

Una de las compañías que más esfuerzos ha dedicado a esta área ha sido Zéneca, el grupo multinacional que integraba los negocios de biociencia anteriormente del grupo ICI, y que destinó en el transcurso de su primera década en torno a los 4.800 millones de euros en nuevas instalaciones y recursos para Investigación y Desarrollo.

Esta compañía se ha fijó como objetivo destinar a los programas de I+D en el área de la medicina humana un mínimo del 15 por ciento de sus ventas anuales, porcentaje que fue frecuentemente superando. Así, Zéneca ocupó el puesto número 18 entre las compañías que mayores recursos destinaban a I+D en todo el mundo. Dichos recursos se repartían entre diversas áreas terapéuticas importantes, sobresaliendo las áreas de oncología, cardiovascular y enfermedades infecciosas.

De todos es sabido que el cáncer es una enfermedad con una clara incidencia en las personas de mayor edad. Si en 1990 una de cada siete personas de la Comunidad Europea tenía más de 65 años, dentro de 25 años lo serán una de cada cinco. En este contexto vemos cómo cada año se detecta un millón de nuevos casos de cáncer, siendo la segunda enfermedad en cuanto a causa de mortalidad se refiere.

Por ello los recursos de Zéneca en esta área ocuparon un lugar destacado. La inauguración en Alderley Park (Reino Unido) de los nuevos Laboratorios de Investigación en Cáncer y Cardiovascular, supusieron una inversión superior a los 24 millones de euros.

Cabe también destacar que disponía en esos años de nuevas terapias contra el cáncer, en distintas etapas de desarrollo, entre las que podemos destacar las destinadas a tratar el cáncer de mama, próstata y colorrectal.

Por lo que se refiere a la I+D en cardiovascular, los programas de Zéneca estaban evaluando inhibidores más eficaces de la síntesis del colesterol y buscando nuevos agentes capaces de prevenir, detener o invertir el progreso del ateroma. Unas investigaciones que se llevaban a cabo en colaboración con el Bayor College of Medicine, de Houston (Estados Unidos).

Finalmente, en el área de las enfermedades infecciosas, Zéneca ha desarrollado un antibiótico betalactámico inyectable de amplio espectro, meropenem, que está mostrando un alto nivel de eficacia en el tratamiento de un gran número de infecciones hospitalarias.

Paralelamente, un acuerdo llevado a cabo recientemente con Liposome Technology Inc., hará posible disponer de una nueva formulación lipídica de anfotericina B, para el tratamiento de las infecciones fúngicas sistémicas que, con frecuencia, aparecen en los enfermos inmunodeprimidos de las Unidades de Cuidados Intensivos.

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