miércoles, 21 de noviembre de 2012

La ilusión es un premio que no caduca


Posiblemente el primero de los grandes premios para Visitadores Médicos en el que de alguna manera colaboré (tareas de comunicación y motivación para alcanzar dicho premio) fue el de un viaje a París para los Visitadores que vendieran más ejemplares del corticoide Triniol. Como no es lo mismo trabajar de Visitador en una gran ciudad que en una pequeña, se establecieron tres premios, uno para el mejor de Barcelona y Madrid, otro para el mejor de aquellas provincias que tenían varios Visitadores, y otro finalmente para el mejor de aquellas otras provincias con un solo Visitador. De esta forma, cada uno estaría luchando por el premio en igualdad de condiciones.

Recuerdo que los ganadores fueron Pascual Fernández (Barcelona), Brinquis (Zaragoza) y García Fernández (Almería). A cada uno de ellos le correspondió un viaje de una semana, para dos personas, con todos los gastos pagados. Había también un segundo premio que consistía en un viaje de iguales características pero cuyo destino era Palma de Mallorca. La lucha fue difícil y como reconoció García Fernández “el hecho de lo reñido lo demuestra que al final solo ha habido una diferencia de ejemplares vendidos de 35 respecto al segundo”.

Pude comprobar, ya en 1975, como este tipo de premios motivaba más que el dinero. Como reconoció García Fernández “al fin y al cabo con el dinero ya sabemos lo que ocurre, se destina a tres o cuatro cosillas y al final resulta que se queda uno sin dinero, y después de la ilusión de los primeros días, se pasa. Por el contrario un premio de este tipo es algo que se recuerda toda la vida”.

Estoy seguro que Pascual Fernández, Brinquis y García Fernández, todavía lo siguen recordando con agrado, al igual que muchos de los que participamos en aquella promoción que por aquél entonces era algo excepcional y después se ha convertido en algo habitual.

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