sábado, 26 de enero de 2013

Dos productos adaptados a la cura oclusiva

(AZprensa) La cura oclusiva consiste en cubrir la zona afectada, tras la aplicación de un producto tópico (crema, pomada o gel) con un apósito plástico. Al impedirse así la normal transpiración de la piel y aumentarse el calor en esa zona, con la consiguiente dilatación, se produce una mayor absorción del medicamento aplicado. Lo ideal, no obstante, es que esa mayor absorción del principio activo quede alojada solo en los tejidos circundantes sin pasar al torrente circulatorio (en cuyo caso ejercería su acción de forma sistémica –en todo el organismo- lo cual no siempre es beneficioso), por este motivo sólo algunos medicamentos –aquellos de los que se ha demostrado que sólo actúan allí donde se aplican- pueden recomendarse para su aplicación en cura oclusiva.
 
Esta forma de aplicación se ha utilizado con relativa frecuencia en dermatología; productos de la gama Synalar (acetónido de fluocinolona) se recomendaban de esta manera en ciertos casos. Pero menos frecuente resultaba la recomendación de la cura oclusiva con otro tipo de fármacos como –por ejemplo- el antiinflamatorio Tantum (clorhidrato de benzidamina).
 
Repasando la publicidad de medicamentos que se hacía décadas atrás, nos encontramos con publicidad de Tantum pomada, un producto de enorme éxito para el tratamiento de golpes, torceduras, esguinces, etc. Tan seguros se estaba de que este principio activo actuaba sólo en el tejido muscular sin ser absorbido y por consiguiente sin pasar al torrente circulatorio, que se decían cosas como estas:
 
1.- “Posee una rápida absorción y concentración exclusivamente en el foco lesional sin acción sistémica aún bajo cura oclusiva”. En el caso de la benzidamina, el principio activo de Tantum, esta no pasaba al torrente sanguíneo y se quedaba actuando, en mayores concentraciones, en la zona afectada, tal como se deseaba.
 
2.- “Se puede aplicar en zonas alteradas de la piel y en mucosas”. Esto era cierto pero no era muy recomendable puesto que en esos casos producía una sensación de quemazón e irritación muy desagradable, y desde luego en heridas abiertas no se debía emplear.
 
Este producto que hemos comentado (Tantum pomada) dejó de existir hace tiempo, pero aún está en el mercado su sucesor: Tantum fuerte. Este último contiene el mismo principio activo -el antiinflamatorio benzidamina- pero con una concentración del 5% en vez del 3% y además su fórmula en "pomada" que resultaba muy grasienta se cambió por una crema evanescente, similar a la crema Nivea, lo que aporta una mayor calidad cosmética.
 
En cuanto al Synalar (acetónido de fluocinolona), específico para afecciones dermatológicas, también se recomendaba en “cura oclusiva” pero sólo para ciertos casos que el dermatólogo hubiera valorado. Cabe decir que este producto sigue existiendo y estando disponible en las farmacias, aunque no con tantas formulaciones distintas como hace unasd décadas. Hoy podemos seguir utilizando su concentración al 0,01% en la crema Synalar Gamma, y en su concentración al 0,25% en formulación gel: Gelidina, esta última recomendada para dermatosis en zonas húmedas (axilas, ingles, etc.) o pilosas (cuero cabelludo).
 

Un viaje al centro de los laboratorios farmacéuticos 
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“La industria farmacéutica por dentro”: 



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