domingo, 10 de marzo de 2013

Un calor natural puede, a veces, no serlo


Los síntomas cardinales de la inflamación son calor, dolor, tumor y rubor. Si en el anterior díptico hacíamos referencia a uno de esos síntomas cardinales, el rubor (o color rojizo propio de la inflamación), en esta ocasión jugamos al equívoco con el calor. La portada muestra un calor que no puede ser más natural, el de unos troncos de madera ardiendo. Pero, como en el díptico de la vez anterior, dicha portada está troquelada y siluetea las llamas que salen de esa hoguera. Cuando se abre el díptico, nos dámos cuenta que no se trata de llamas sino de otro tipo de calor: el propio del ezcema del pañal; ese color rojizo no es, pues, de unas llamas, sino del culo de un niño. La solución, no obstante, se presenta allí mismo: la acción antiinflamatoria y antibacteriana de Ecomitrin 40, “la crema antibiótica de amplio espectro dermatológico para la piel del niño, perfectamente tolerada en todos los casos y localizaciones”. Un ejemplo más de publicidad creativa para presentar medicamentos al médicos y persuadirles para que los receten...

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