lunes, 10 de junio de 2013

Formación médica continuada

Se dice que el 85% de nuestros conocimientos actuales no nos servirán de nada dentro de 15 años. Así de rápido evoluciona el nivel de conocimientos de la humanidad. Esto, en Medicina, es evidente. El médico tiene necesidad de formarse continuamente, pero esto tiene un handicap: la formación cuesta dinero. Los empleadores de los médicos (básicamente la Sanidad pública) no les paga cursos ni materiales de formación, por lo que el médico tiene que arreglárselas por sí mismo, pero él tampoco está por la labor de gastarse su dinero en formación... sobre todo porque sabe que hay (siempre ha existido) un “paganini”, alguien que está dispuesto a pagarle los cursos, la asistencia a congresos, la adquisición de libros, la participación en cursos, etc.; y ese alguien son los laboratorios farmacéuticos.

Desde el más grande al más pequeño laboratorio farmacéutico siempre han destinado una parte importante de sus presupuestos promocionales a pagarle al médico esa formación. El caso de los laboratorios Sideta no era una excepción y por este motivo trataba de ganarse el favor de los médicos facilitándoles la asistencia a congresos y pagándoles cursos y materiales de formación. También la visita médica era un vehículo para llevarle esa formación y actualización constante de conocimientos. En la imagen que acompaña este post, podemos ver uno de esos ejemplos. Se trata de un ejemplar de una amplia serie de cuadernos monográficos que actualizaban el estado del conocimiento médico sobre determinada indicación o área terapéutica. En este caso concreto se trataba de una revisión de la ateroesclerosis a la que había dado por título “Historia natural de la ateroesclerosis”, a la que siguieron muchas otras monografías. En las mismas no se incluía ninguna publicidad salvo la que llevaba en el interior de portada a modo de anuncio del producto en cuestión (obviamente un producto que estaba indicado en la indicación de que hablaba la monografía). De todas formas, ya se ocupaba el visitador médico, a la hora de entregarle estas monografías, de recordarle lo bueno que era el producto en cuestión para el tratamiento de estas patologías.

Para diferenciar estos materiales didácticos de los otros materiales exclusivamente publicitarios, ideé un pequeño sello que se ponía en la parte superior de la portada y que dejaba bien claro que no era un material promocional sino de formación médica, ya que decía “Servicio médico de documentación Sideta”...

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