miércoles, 4 de septiembre de 2013

Comunicación interna... en pañales

Pero todo esto era en cuanto a comunicación externa porque en lo que se refiere a la comunicación interna, tal como ya he comentado otras veces, esta se encontraba en pañales. Por eso una de mis metas era la de mejorar este área y para ello tenía que borrar del mapa aquél boletín que no interesaba a nadie. Y el primer paso fue cargarme aquél engendro de boletín y crear una revista trimestral que mantuvo simplemente la cabecera “Noticias” añadiéndole “del grupo Zéneca” ya que en la misma se informaría de todo el grupo no solo del negocio de farmacia.

El grupo ICI en España contaba con una revista trimestral, editada desde su central en España en Barcelona, aunque al no disponer de ningún experto en comunicación encargaban a un gabinete externo su realización tanto de contenidos como de diseño e impresión. La revista, en formato DIN A4 estaba lujosamente editada, a todo color, con alguna noticia y sobre todo con muchos e interesantes reportajes sobre los productos de ICI los cuales podían encontrarse hasta en los lugares más insólitos de nuestra vida cotidiana (envases de bebidas, barnices de las puertas y suelos, pinturas de las paredes, prendas de vestir, medias, pelotas de tenis, cintas de video, colorantes como el azul de los vaqueros –un color precisamente descubierto y desarrollado por ICI-, productos para el tratamiento del cuero, semillas, productos fitosanitarios para proteger la sanidad de los cultivos y que los alimentos lleguen sanos al consumidor, raticidas, semillas, medicamentos...). Como ahora el nuevo grupo Séneca era independiente de ICI decidí crear a imagen y semejanza de la anterior, una nueva revista trimestral que se llamó “Noticias del grupo Zéneca”. Como responsable unipersonal de la comunicación, la revista estaba íntegramente escrita por mí y era mi entera responsabilidad hacer la selección de artículos reportajes, entrevistas, etc.

La nueva revista “Noticias” se editó durante 10 trimestres en donde se recogían noticias, entrevistas, reportajes... todo tipo de informaciones de interés para los empleados porque era producto enteramente mío, sin ningún tipo de injerencia. Tanto era así, que no sólo era asunto exclusivamente mío la selección de temas y redacción de los mismos, sino que nadie veía los textos hasta que la revista ya impresa se repartía a todos los empleados. Y no solo eso, porque al tratarse de un producto periodístico, en vez de un panfleto publicitario, y estaba editada a todo color y maquetada por profesionales, la revista la enviaba a todas las empresas del grupo, a la central y a mi listado habitual de periodistas. Habíamos pasado de tener una “hoja parroquial” (en el sentido más despectivo posible de este término) a tener una revista de la que podían enorgullecerse todos los empleados y podía mostrarse con satisfacción a cualquier persona ajena a la compañía, porque también para las personas ajenas había en esta revista noticias y reportajes de interés.

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