viernes, 1 de noviembre de 2013

Las buenas palabras son necesarias, pero mejor si...

A todos nos gusta que se reconozca nuestro trabajo y nuestro esfuerzo a favor de la empresa y por ello siempre se agradecen los reconocimientos –públicos o en privado- de ese esfuerzo, por parte de los superiores jerárquicos.

Ya hemos hablado en otras ocasiones de la que ha sido considerada como la “fusión modelo” entre compañías, la que dio lugar al nacimiento de la farmacéutica AstraZéneca. En un tiempo record se agilizó todo el proceso, de tal forma que apenas 80 días hábiles después del anuncio de fusión, la nueva compañía estaba lista para operar comercialmente con nueva estructura.

Para dar el pistoletazo de salida –la fecha fue el 1 de junio de 1999- cada organización (bien se tratase de centros de investigación, fábricas u oficinas comerciales) se dio cita en una reunión multitudinaria en cada país, estando todas ellas interconectadas vía satélite. De forma simultánea, el director ejecutivo del nuevo grupo, Tom McKillop, agradeció la colaboración prestada por todos los empleados y de manera especial el esfuerzo realizado por aquellos que se integraron en unos grupos de trabajo especiales. En estos grupos se juntaron empleados tanto de Astra como de Zéneca en representación de cada uno de los departamentos para compartir información y unificar la misma. Pero McKillop quiso también hacer extensivo ese agradecimiento “a las familias” de todos esos empleados que debieron padecer también esa sobrecarga de trabajo.

Tras su alocución intervino después el presidente de cada país que, en el caso de España era Carlos Trias (en la imagen). En su mensaje destacó la profesionalidad y entusiasmo de todos los empleados, diciendo que para él lo más importante “es lo que hay detrás de la fusión: un gran equipo humano”.

Pues bien, todo ello fue un claro ejemplo del reconocimiento de los empleados como “personas” y no como simples “operarios”. Y hubiera estado todo bien con este detalle, pero –como ya dijimos- esta fue una fusión modelo y por eso fue más allá también en el reconocimiento: todos aquellos empleados que formaron parte de los grupos especiales de trabajo no recibieron tan solo unas palabras de agradecimiento público sino también... una compensación económica equivalente a una mensualidad extra por aquél esfuerzo adicional.

¿Cuántas veces se ha visto esto? Me parece que pocas, por no decir ninguna. Tanto que se habla y se llenan la boca los directivos de la importancia de los “recursos humanos” y luego a la hora de la verdad los tratan como simples números. En cambio, AstraZéneca dio ejemplo a todos de la importancia de tratar a los empelados como personas y pasar de las palabras (agradecimientos públicos) a los hechos (gratificación monetaria adicional).

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