miércoles, 15 de octubre de 2014

Beneficios "invisibles" de las vacunas

(AZprensa) Además de los beneficios directos que reportan los programas de vacunación, cabe destacar los beneficios indirectos resultantes de la pérdida de productividad, absentismo laboral y/o discapacidad, entre otros.
  
En este sentido, es importante destacar que el coste de la enfermedad no sólo recae en el paciente, sino también en sus familiares, cuidadores, y en la sociedad en general. En términos generales, entre el 11% y el 61% de los padres con niños con gripe causa baja en su puesto de trabajo entre 1 y 6 días para poder cuidarlos.

Otros logros alcanzados gracias a la vacunación son la reducción del número de muertes prematuras, la disminución del absentismo laboral y el consumo de fármacos, o el evitar discapacidades y/o problemas de fertilidad, entre otros. En el caso de los lactantes, la vacunación ha hecho posible la reducción de las tasas de mortalidad en todos los países europeos, pasando de 25 muertes por cada 1.000 nacimientos en 1970 a 4 muertes por cada 1.000 nacimientos en la actualidad.

Los programas vacunación infantil implantados en la UE han logrado reducir el porcentaje de discapacidades físicas y mentales en niños. En la actualidad, en la UE los programas de vacunación infantil protegen contra 15 enfermedades infecciosas. En el caso de los adolescentes y los adultos, la vacunación mediante programas de refuerzo o preventivos logran recuperar a medio y largo plazo la inversión en salud pública realizada por los sistemas de salud. Estos colectivos están expuestos a contraer enfermedades infecciosas como la tos ferina, la meningitis meningocócica y enfermedades de transmisión sexual como pueden ser la hepatitis B o el virus del papiloma humano (VPH).

La vacunación también disminuye el riesgo de desarrollar infarto de miocardio o ictus en pacientes mayores de 50 años que presentan infección por herpes zóster y neumococo. En los afectados con herpes zóster se incrementa en un 30% el riesgo de padecer ictus, mientras que la vacunación antineumocócica disminuye en un 50% el riesgo de infarto de miocardio durante los dos años posteriores al acto de vacunación. Incluso existen vacunas capaces de prevenir el desarrollo de ciertos tipos de cáncer, como por ejemplo la vacuna frente al virus del papiloma humano (VPH).

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