lunes, 3 de noviembre de 2014

Derroche innecesario en electromedicina

(AZprensa) El avance de la tecnología está tan acelerado que cualquier equipo de electromedicina queda anticuado a los ocho años de vida, como media. Esto supone un reto para la Sanidad española máxime en estos tiempos de crisis. Sin embargo, para la Sociedad Española de Electromedicina e Ingeniería Clínica (SEEIC) hay una alternativa.

Según esta sociedad, infinidad de equipos y sistemas electromédicos que pueden darse de baja en un servicio específico de un hospital pueden servir para otro departamento, para otro centro nacional o, incluso, para uno internacional, optimizando el uso de los propios recursos.

En este sentido, la SEEIC denuncia que, actualmente, no se optimiza ni se aprovecha adecuadamente en España la tecnología sanitaria en obsolescencia, principalmente, porque no se presta especial o ninguna atención a este asunto. “Es necesario que las administraciones dediquen esfuerzos para poner en marcha y optimizar estos procesos de trazabilidad de la obsolescencia tecnológica sanitaria, que se sensibilicen con su aprovechamiento, en vez de desecharla directamente como ocurre en muchos centros sanitarios/asistenciales”, explica Jesús Lucinio Manzanares Pedroche, presidente de la SEEIC.

Por ejemplo, si un monitor multiparamétrico, utilizado para la supervisión de más de una variable fisiológica que determina el estado de un paciente y que alerta al profesional cuando los valores de los signos vitales se desvían, ubicado en una zona de pacientes críticos, presenta una avería no reparable de uno de sus parámetros, puede convertirse en inservible para esa zona. Sin embargo, esta Sociedad recalca que sí podría valer para una consulta externa en donde no sea necesario ese parámetro irreparable.

Actualmente en España, la tecnología sanitaria puede pasar a ser baja técnica simplemente por no disponer de material original para su reparación, ya que repararlo con piezas alternativas supondría la pérdida del marcado CE del mismo y eso podría comprometer al profesional en caso de litigio por un accidente adverso.

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