domingo, 18 de enero de 2015

La Midicina en Daimiel

(AZprensa) El campo de la Medicina, o sea de la “Midicina”, es muy amplio en Daimiel (Ciudad Real) y existen numerosos términos relacionados con esta materia. Sus principales agentes son el “meidico”, es decir, el médico, que es quien te receta “pinicilina” (término genérico para designar a cualquier antibiótico), el “boticario” (farmacéutico) y el “platicante”, o sea, el profesional de enfermería que te pondrá la “indición”, esto es, inyección.

Si estás “abotargao” es que tienes la cara congestionada, y si estás “amormao” es que tienes la nariz congestionada. De cualquier forma esto será siempre mejor que tener una obstrucción en el “tubillo”, que no es el tobillo sino el tubillo de la orina, o sea, la uretra; o padecer cualquier afección de la “visícula”.

Pero la “Midicina” en Daimiel ha incorporado una serie de conceptos a los que sólo mucho más tarde se ha dado nombre científico. Por ejemplo, el concepto de “bullir” (removerse, no parar quieto ni un momento) o de “rebullir” (bullir con más intensidad) se ha definido científicamente como TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) demostrándose así cómo la sabiduría daimieleña ha ido siempre por delante de la ciencia oficial. Otro tanto puede decirse del “regüeldo” (cuando te viene a la boca una especie de eructo líquido) definido actualmente como ERGE o enfermedad por reflujo gastroesofágico y que se cura con omeprazol.

De siempre han sido conocidas enfermedades como el “salampión” (el sarampión), síntomas como la “tericia” (la ictericia) o el “tembleque” (temblor del cuerpo causado por la fiebre), o afecciones de la piel como el “sarpullío” (reacción alérgica de la piel) o el “escema” (eccema).

En el campo de la psiquiatría, el estrés ya era definido hace muchos años en Daimiel como “desacarreo” (“tengo un desacarreo mu grande”) que indicaba esa sensación de estrés que a veces acababa convirtiéndose en “murria” una especie de tristeza y cargazón de cabeza que hace andar cabizbajo y melancólico al que la padece y que la psiquiatría moderna lo único que ha hecho ha sido cambiarle el nombre y llamarla: depresión.

Y ya, si nos ponemos en lo peor, tendríamos que hablar de “cólico miserere” que es la causa de muerte a la que se asigna un fallecimiento cuando no se sabe cuál ha sido la causa del mismo. Pues bien, la medicina oficial lo único que ha hecho ha sido sustituir esta expresión por la de “parada cardiaca” o “parada cardiorrespiratoria” para que parezca que saben de qué hablan cuando en realidad no tienen ni idea de la causa real de la citada muerte.

El caso es que antes lo arreglaban todo con “papelillos” (medicamento en polvo que se dispensaba envuelto en un papel doblado varias veces), “depositorios” o “pusitorios” (supositorios), “ablativas” ó “lavativas” (peras de goma para introducir por el ano un líquido) o “cataplasmas” (paño húmedo con hierbas o líquidos medicinales que se colocaban sobre la parte afectada del cuerpo). Ahora, en cambio, como te descuides te mandan al cirujano para que te “saje”, es decir, te corte con un bisturí, eso sí, esperemos que sea con “anastesia”, o sea, anestesia y no quede luego un “costurón” (cicatriz grande).

En fin, lo mejor será que estemos sanos o como mucho “repuntaos”, es decir, con algún leve síntoma, y que se demore todo lo posible el día que tengan que hacernos la “utosia”, o sea, la autopsia.


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1 comentario:

Rapunzel dijo...

Esos términos me resultan familiares... Muy bueno!!