viernes, 15 de mayo de 2015

Médicos vs Enfemeros

(AZprensa) Aunque médicos y profesionales de enfermería suelen llevarse bien, no sucede lo mismo con sus máximos representantes. De los diferentes asuntos de disputa entre ambos el más reiterativo es el de la prescripción, algo que reclaman (y han conseguido) los enfermeros y escuece a los médicos que pierden parte de ese plus de exclusividad que les hacía centro de atención de los laboratorios farmacéuticos.

El último episodio de esta guerra ha sido un documento aprobado por unanimidad en su última Asamblea General en donde dicen que “la prescripción forma parte indisoluble del acto médico”, para resaltar su “seria preocupación y rechazo ante cualquier intento de prescripción de medicamentos no realizada por el facultativo que previamente haya establecido el diagnóstico”. Y en tono firme añaden que “en ningún momento los enfermeros pueden usar, indicar o dispensar de forma autónoma medicamentos sujetos a prescripción médica”.

El caso es que los máximos dirigentes del Consejo General de Enfermería, Máximo González Jurado, y de la Organización Médica Colegial, Juan José Rodríguez Sendín, están más pendientes de sus cuotas de poder que de velar por los intereses de los profesionales de su sector.

Si hace años encendían de indignación a los profesionales de enfermería las declaraciones del anterior presidente de la OMC, Isacio Siguero, cuando comparaba a los médicos con los “pilotos” y a las enfermeras con las “azafatas” (en plan de superioridad de los primeros sobre las segundas), los actuales directivos siguen teniendo la misma visión aun cuando ya no usen públicamente tan desafortunado ejemplo.

Y lo peor de todo es que después de lanzar la piedra, es decir, ese comunicado, ¿qué han hecho desde la OMC para satisfacer las dudas o para controlar determinadas acusaciones? En un amplio artículo del digital PR Noticias, dan la respuesta: “Nada. Han preferido contemplar desde la barrera cómo otros entran en el juego: médicos y enfermeros”.

Mientras tanto los ciudadanos seguiremos hablando, confiando y siguiendo las instrucciones que nos den tanto los profesionales de enfermería como los farmacéuticos (tal como ha sucedido toda la vida), mientras miraremos con recelo a esos médicos que -limitados en su poder de prescripción, saturados de trabajo y faltos de motivación- nos quieren despachar de su consulta cuanto antes con una receta de genérico o un consejo dietético bajo el brazo y sin habernos escuchado más allá de unos pocos segundos.

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