(El Inefable) El año 2012 se implantó la discriminación positiva a favor de los medicamentos genéricos. Esto quiere decir que –a igualdad de precio- el farmacéutico tiene la obligación de dispensar el medicamento genérico en vez del medicamento original de marca. La consecuencia de esto es que los laboratorios investigadores han visto caer sus ventas en estos últimos tres años una media del 30% mientras que los laboratorios de genéricos (lo que no han invertido nada en investigación y se han limitado a copiar al medicamento original) han visto crecer sus ventas una media del 40%. La consecuencia de todo esto es que ahora mismo el mercado de medicamentos genéricos representa el 80% del mercado total en unidades y casi el 50% en valores.
Hace poco se publicaban los resultados de una encuesta realizada por Kantar Health entre médicos de Atención Primaria, según la cual sólo 2 de cada 10 médicos tomaría un medicamento genérico en vez del de marca si tuviera que medicarse a sí mismo.
Ahora, el presidente de la patronal de los medicamentos genéricos (AESEG), Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda, cuando ha conocido que el Gobierno se plantea eliminar esa discriminación para que el farmacéutico dispense siempre el más barato –bien sea el de marca o el genérico- ha hecho unas declaraciones en las que afirma que en un mercado de libre competencia y mismo precio, los genéricos terminarían por desaparecer y propone que los medicamentos de marca tengan siempre un precio superior para que los genéricos puedan competir.
¿No quedábamos en que los genéricos son iguales que los de marca sólo que más baratos? Pues no debe estar tan seguro de esta afirmación cuando tiene tanto miedo de que a igualdad de precio sean los medicamentos originales quienes se lleven el gato al agua.
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