sábado, 19 de marzo de 2016

Dormir mal ¿es una enfermedad?

(AZprensa) En esta época donde la medicalización de la vida cada vez es más creciente, hasta dormir mal se considera un trastorno que debe corregirse con medicación. La propia Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que entre un 20 y un 48% de la población adulta sufre en algún momento dificultad para iniciar o mantener el sueño y que en al menos un 10% de los casos es debido a algún trastorno de sueño crónico y grave, insistiendo en la necesidad de acudir al médico.

En cualquier caso, aquellas personas que padezcan trastornos del sueño, lo primero que deben hacer es identificar la causa y, probablemente, ningún médico sea capaz de ponerle remedio (pago de la hipoteca, salario bajo que impide llegar a fin de mes, exámenes inminentes, discusiones y/o disgustos familiares, etc.) ¿Hay píldoras para eso? Aunque las haya, mejor no tomarlas.

Lo que sí conviene recordar es la necesidad de tener una buena calidad de sueño para que nuestra vida sea más llevadera. En este sentido, el Dr. Hernando Pérez nos recuerda que “hay tres aspectos básicos para determinar si una persona tiene una buena calidad de sueño: la duración, la continuidad y la profundidad. Es decir, si el tiempo dedicado a dormir no es suficiente para sentirnos descansados al día siguiente, si hay interrupciones en nuestros ciclos de sueño, o nuestro sueño no es lo suficientemente profundo para considerarlo restaurador, es que no tenemos una buena calidad de sueño”.

De igual forma nos explica que “el  sueño es un proceso fisiológico de vital importancia para la salud integral de los seres humanos, para la supervivencia del individuo y para el correcto funcionamiento del sistema nervioso. Si no conseguimos dormir bien se reduce la calidad de vida, aumenta el riesgo de hipertensión y, por tanto, de sufrir un accidente cerebrovascular, y se pueden agravar otras enfermedades que parezcamos. Pero además nuestras funciones cognitivas se ven afectadas: baja la concentración y la capacidad de atención, el tiempo de reacción aumenta, se pueden producir fallos de memoria, cambios bruscos de humor y alteraciones en el proceso de toma de decisiones, problemas de aprendizaje, etc. Por lo tanto, tener una buena calidad de sueño es fundamental”.

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