jueves, 20 de octubre de 2016

Parkinson: no tiene cura pero sí tratamientos y estrategias eficaces

(AZprensa) El párkinson es una enfermedad neurodegenerativa, crónica e invalidante que afecta a más de 160.000 familias en España. Se trata de una patología compleja que cursa síntomas motores (temblor, rigidez, dificultad para caminar) y no motores (alteraciones del sueño, deterioro cognitivo, pérdida de equilibro) y que suelen aumentar en número y gravedad con la progresión de la enfermedad, lo que genera serias dificultades en la vida cotidiana de las personas con párkinson y sus cuidadores. Según datos del estudio ÉPOCA, en los primeros cinco años de diagnóstico el 51% de las personas con enfermedad de Parkinson requieren de un cuidador; pasados los 10 años de diagnóstico, el porcentaje asciende al 80%. Se estima, por tanto, que entre un 24% y un 53% de las personas con párkinson son dependientes.

“Sabemos que el requerimiento de ayuda para las actividades de vida diaria, la presencia de fluctuaciones motoras con un 25 % del tiempo de vigilia en ‘off’ durante los cuales existe limitación para realizar actividades básicas aunque el paciente no requiera de ayuda, disfagia severa, las caídas recurrentes y la demencia, son factores que los neurológos debemos tener presente como definitivos para establecer el diagnóstico de EPA”, ha explicado el doctor Jaime Kulisevsky, neurólogo del Hospita Santa Creu y Sant Pau (Barcelona).

Otros factores indicativos pero no defintorios son el tiempo de evolución de la enfermedad de Parkinson de 10 años o más, la limitación para realizar actividades básicas, aunque no requiera ayuda, discapacidad funcional por discinesias durante al menos un 25% del tiempo “on” o bloqueos de la marcha, entre otros.

En cuanto a tratamiento, la enfermedad de Parkinson no tiene cura pero existen varios tratamientos y estrategias terapéuticas eficaces que ayudan a controlar los síntomas, y a mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedad de Parkinson. Para ese control de los síntomas y avance en su calidad de vida, las personas afectadas necesitan un abordaje integral que se complemente con terapias rehabilitadoras específicas como fisioterapia, logopedia, terapia ocupacional, etc., que se van adaptando a sus necesidades en función de la progresión de la enfermedad.

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