miércoles, 13 de septiembre de 2017

La impresora 3D que imprime comida, ya es una realidad

(AZprensa) ¿Comer lo que sale de una impresora? Esto ya lo hemos visto en alguna película de ciencia ficción y sin embargo ahora es una realidad. La doctora Holly Kristinsson, es una consultora en investigación e innovación, que supervisa el proyecto Matis que ha dado como resultado una impresora 3D que imprime comida... que a continuación puede comerse. Por más que suene extraño y ponga algo de reparo en nuestros estómagos, este parece ser el camino de la alimentación del futuro.

La idea surgió con objeto de aprovechar los residuos del pescado y del marisco (tal como ya se hace y todos estamos familiarizados al comer los clásicos “palitos de cangrejo”, que en realidad son migas de abadejo o de algún otro pescado, prensadas, saborizadas y coloreadas) ya que todas esas migas y pequeños restos que quedan tras preparar las piezas y filetes que luego se venden, y que son perfectamente comestibles y nutritivas, se desperdician; y no está el mundo como para desperdiciar comida.

Por ello han ideado esta impresora 3D que utiliza en sus cartuchos los restos de pescado y marisco para crear con ellos deliciosos platos con un atractivo diseño. Como comenta Kristinsson, la gente que prueba por primera vez uno de esos platos siempre exclama: “Increíble, esto tiene un sabor normal!”. 

El proyecto sigue adelante y ya se están estudiando nuevos ingredientes con los que rellenar sus cartuchos. "He creado una forma de ravioli sin gluten que sabe muy bien", y añade que lo mejor de todo es que se pueden controlar los ingredientes que se desean a la hora de imprimir el almuerzo o la cena y esto significa poder controlar las calorías, proteínas, hidratos de carbono, etc., de tal forma que cada cual lo puede adaptar a sus propias necesidades nutricionales.

Desde luego para quienes siguen una dieta, que normalmente son pobres en cuanto a variedad y sabor, esto supone una gran ventaja al poder crear nuevos platos con atractivos diseños y sabores, adaptados a sus necesidades. "Es posible crear con esta impresora 3D una maravillosa variedad de sabrosos platos, sin que la gente se de cuenta que se trata de subproductos de pescado o de cualquier otra materia prima”, afirma esta investigadora.

El futuro de la alimentación, nos guste o no, ya es una realidad aunque aún le quede un amplio camino para su generalización. Elegimos el plato que deseamos comer con los ingredientes que más nos gusten, colocamos en la impresora 3D los cartuchos con las correspondientes materias primas, y una vez que se ha impreso el plato sólo hay que calentarlo al microondas, hervirlo, freírlo u hornearlo, según nuestras preferencias.

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