miércoles, 3 de enero de 2018

¿A quién teme la industria farmacéutica?

(AZprensa) Por su interés publicamos íntegro y en exclusiva el artículo enviado a “AZprensa” motivado por nuestra reciente información titulada "El canto del cisne de la comunicación farmacéutica" en donde se reflexiona sobre el rechazo de la industria farmacéutica a todo lo que signifique transparencia informativa:

 “He tenido una reacción de asombro, gratificante, porque vosotros -periodistas de la información del medicamento y de su entorno- me habéis confirmado mis sospechas de la industria farmacéutica en la actualidad española, hacia su forma de presentarse a la sociedad, a la prensa, y forma de defender sus intereses. Muchas gracias por sacarme de dudas.

El periodista de la salud y del medicamento tiene que sufrir mucho, pues su independencia está constantemente abatida por las corrientes, para mí inexplicables, de la representación gremial de la industria, por poner el ejemplo de la patronal ineludible, de Farmaindustria. 

Los que conocemos la industria farmacéutica por fuera y por dentro, al menos en mi caso de casi catorce años de pertenencia, tanto a nivel nacional como internacional, nos sorprende que decir la verdad nos conduzca a ser un blanco para recibir reprimendas, o situarnos en “los infiernos de Jerusalén”, es decir en el lugar de las basuras, donde nadie nos reconozca.

Si precisamente la comunicación más aplaudida y más fuerte para el sector farmacéutico es su contribución a nuevas terapias ¿Por qué se teme tanto a decir la verdad?  ¿Qué es lo que molesta a algunos “mediocres”?

Hay que agradecer la postura inteligente de saber llevar la información, con los pros y los contras de los datos que construyen la ciencia, el desarrollo de nuevos fármacos, la investigación de nuevas indicaciones, el progreso terapéutico con sus limitaciones a favor de la sociedad, porque la condición humana que avanza, lo hace sistemáticamente con la prueba y el error.

Negar los hechos, ocultar lo negativo, tratar de blanquear todo, decir que todo es excelencia, no es ser natural. No es deseable ninguna mentira por sus consecuencias ante la sociedad, a corto y largo plazo. Es más, el buen marketing de calidad, el que satisface y logra objetivos, es el que se practica con la humildad, esto es, mediante la comunicación franca e inteligente.

En la producción humana hay procesos / utilidades  que salen bien, y otras salen menos mal. La condición humana no representa la excelencia, sino de todo un poco. Bajen al ruedo y observen que ni la sociedad ni el individuo son tontos, al final se saben las cosas, y con interpretaciones posiblemente erróneas; esto es, que las aprendan mal, y mal, por la mala información (“efecto bumerang”). Apliquemos el resultado de la crítica fundamentada en buenos análisis, y cuando se está dentro de la industria, aplicar la actitud equilibrada de saber torear y saber estar en la cúspide del conocimiento, con modestia.

La industria farmacéutica es como las demás, no es más. La diferencia con las otras es que venden medicamentos, que no son una beneficencia, pero que tienen la ventaja de situarse en lo más transcendente del individuo, la salud. Se diferencia con las demás, por tanto, por el tipo de marketing (“marketing excellence”).

La prensa sanitaria sabe de esto, y en algunos casos, los editores puede ser se hayan erigido, por contrato, defensores exclusivos y acérrimos del sector, por el precio de la información. Esto explica la falta de libertad de algunos editores. Y por tanto puede haber mucho miedo ante el poderío del “negocio del medicamento”.

Que todo se puede comprar en mayor o menor medida no es ético. Tengamos en cuenta que hay grupos de presión importantes, algunos con un marketing silencioso, pero en su finalidad muy agresivo.  Reivindicamos en nuestro entorno la compra de los servicios de la comunicación referente al medicamento y a otros temas de salud.

También aparece la censura, el no ser bien visto por “ellos”, porque como experto no puedes decir tal cosa, “que va contra mis intereses”.  Creo sentirme censurado porque escribo con la experiencia de mis años como investigador clínico, docente universitario, y haberme formado muy bien en la propia industria farmacéutica. ¿Dónde buscar la verdad, la verdad de cada cual en función de la experiencia profesional? ¿Dónde está la objetividad? ¿No es cierto que la crítica ayuda, construye, refuerza, estimula, genera conocimiento….?

¿A quién teme la industria farmacéutica?  He aprendido que la empresa, en las que he servido, está constituida por un grupo de personas motivadas, capaces de crear conocimiento, y que con su producción consigue metas de mercado; pero con buenas normas (“good marketing tools”, me la acabo de inventar).

Soy un gran defensor de la industria farmacéutica y de la misión que tienen para con la investigación de nuevas sustancias, y los principios éticos necesarios por las que se deben de regir (códigos deontológicos). Confío que ante mis palabras, me den la oportunidad de seguir escribiendo para todos, con independencia, y en plena libertad. ¡Muchas gracias!”.

Dr. José-Luis Alloza y Gascón-Molins
(Médico, Farmacólogo Clínico, y experto en otras Especialidades Médicas)
Universidad de Alcalá de Henares. Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud

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